Esta soy yo
Conoce algo de mí
Lo cierto es que me cuesta un poco hablar de mí, definirme. Quizá sea porque aún estoy conociéndome, aunque es posible que la definición de cualquier persona sea una gran mentira ya que constantemente evolucionamos. En un segundo somos una persona, pero al siguiente ocurre algo que nos convierte en otra.
Al grano que me pierdo. Me conocéis como M. Maestro R. y esa soy yo en cuanto al ámbito profesional. En cuanto a lo personal, soy una quinceañera encerrada en un cuerpo de más de cuarenta años, que además está lleno de achaques. Esto ya os lo contaré en otra ocasión, porque es posible que sea importante en la forma en que veo la vida o en la que me enfrento a ella.
Empecé a escribir a escondidas bajo las sábanas, siendo aún una niña. Me inspiraban las novelas de Julio Verne, también los libros de Los Cinco, y por supuesto, la colección de Barco de Vapor. No puedo olvidar, porque aún me inspiran, todos los libros de Mujercitas de Louisa May Alcott. En aquel momento escribí una historia donde mis compañeros de clase y yo nos íbamos de viaje de fin de curso, y acabábamos en una isla desierta tratando de sobrevivir. Desgraciadamente, esa historia se perdió. Me encantaría poder volver a leerla, pero desapareció sin dejar rastro.
Luego seguí con poesía e incluso escribí una canción, una vergonzosa canción que nunca, y digo nunca verá la luz, nunca será escuchada a riesgo de pérdida del oído de la persona que osara a intentarlo.
Pasaron muchos, muchos años. Trabajé durante veinte años como diseñadora gráfica y finalmente, probé ese elixir envenenado que es estar en paro durante dos años, fueron eternos. Aunque luego fue peor, vuelta al paro, trabajos precarios, de nuevo desempleada.
Volviendo a esos dos primeros años de paro. En ese momento necesitaba desahogar, y allí fue donde empecé a ser el proyecto de escritora que soy. Y sí, soy un proyecto, todos somos un proyecto, porque si no lo fuéramos seríamos estáticos, y creo que es algo imposible, al menos para mí. Si me habéis visto en algún video os habréis dado cuenta de lo nerviosa que soy. Que tengo que solucionarlo, lo sé. Empecé a practicar yoga y después me hice monitora de dicha disciplina. Aprendí a aceptar que soy nerviosa, y a dejar pasar, al menos en ocasiones, esos nervios y sus efectos. No siempre lo consigo, todo hay que decirlo.
El arte, otra de mis pasiones. Empecé un grado en Historia del Arte, que aún estoy cursando. Creo que para cuando cumpla noventa presentaré el trabajo final. Pero bueno en ese sentido lancé otro proyecto que es el blog Artealizando. Estuve muy activa pero se paró. La vida es muy puta y a veces te frena en seco. En cualquier caso es un proyecto que estoy tratando de retomar y de llevar un poco más allá con algún ensayo algo más serio. Y ahora dejar que me hinche un poco el ego. Alguno de mis artículos han sido utilizados en masters de filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, y son varios los estudiantes que me han solicitado datos sobre los escritos para incluirlos en su tesis.
Ahora estoy en casa como todos, confinada y esperando a que pase el coronavirus, sus efectos y la madre que lo parió. Pero seamos positivos, este tiempo de refreno me ha hecho volver a esta adicción que es escribir. Me ha vuelto la ilusión de poder hacer que viváis en esos mundos que de vez en cuando rondan mi cabeza. Algo positivo tenía que tener, o a lo mejor no. En cualquier caso da igual.
Gracias por estar ahí, por leerme y por no salir de casa si no es necesario. Gracias a los que salen para que esto siga medio funcionando. Gracias al personal sanitario y de limpieza. Gracias a todos y cada uno de los seres humanos que finalmente están aquí con un fin y con unas enseñanzas que mostrarnos.